sábado, 29 de enero de 2011

Sin medios.

Para algunos autores, hace 200 años muchos hombres creían en Dios. Llegó Federico Nietzsche y desapareció a Dios. Llegó la posmodernidad y la historia quedó reducida a una narración verbal, así, desapareció la distinción tradicional entre el relato de lo real que conocemos como historia y el relato ficción que conocemos como literatura. Una vez desaparecido Dios como creador del hombre, el hombre como sujeto de la historia y la historia como relato de los hechos pasados, ¿qué nos queda? Para algunos, en la época actual nadie está seguro de nada y predomina el sentido irónico de la vida e incluso en los ámbitos más “serios”, se recurre, para evitar la tensión, a relatos que, lo mismo da, ocurrieron o no. Así pues, ¿por qué no aproximarse a estas perspectivas?, ¿por qué autocensurarse entre tantas libertades?  A continuación, presento una de esas narraciones que aproximan una narración histórica a una no-histórica y viceversa. 
S I N      M E D I O S.
Una persona había alcanzado la estimación y aprecio de su entorno, tenía muchos amigos, se codeaba en las más altas esferas de su sociedad, tenía un buen dominio de sí. Entre ellos, había una estimación mutua, nada les preocupaba porque, entre otras cosas, se tenían a sí mismos para apoyarse.
    Estas personas eran seres apreciados por su sabiduría que radicaba en la eterna armonía del amor. Ellos defendían a toda costa la iniciativa individual. Más que la materia, los unía el espíritu, su paz interior y armonía. Todo esto les había permitido, o estaba por permitirles, el éxito en sus empresas y, en algunas ocasiones, en la recolección de algunas facturas morales pendientes. La expresión de toda está abundancia espiritual se realizaba de diversas formas e iban desde el rezo del rosario en familia, la asistencia por lo menos semanal a misa, las lecturas del tarot, el juego de la guija, los talismanes y minerales energéticos, limpias, visitas a curanderos hasta el culto a la muerte y a Valverde, etc., etc.
    Como consecuencia de un ambiente de este tipo, era de esperarse que, se generara, forzosamente, nada menos que abundancia y prosperidad para sus participantes, los aisladísimos casos de fracaso y lo que alguno que otro desubicado podría considerar como “acciones con una terrible estela de destrucción”, siempre podían explicarse, entre otras, por las siguientes causas:
  • Mala suerte,
  • Mala vibra,
  • Voluntad y justicia divina, o una explicación más laica 
  • Causa y efecto.
La fortaleza de su espíritu las podía de todas-todas, desde voltear la tortilla a un maléfico malhechor, hasta leer el pensamiento, todo estaba más allá de los satélites, más acá de los sofismas, libre de toda maldad. Eran, ante todo, individuos unidos, exclusivamente, por el sutil lazo del amor pero jamás se obligaba a nadie, nunca nadie lo pudo, ni lo quiso siquiera  pensar. Puesto que podían leer la mente y su vínculo con Dios era tan estrecho, no necesitaban electricidad, ni de aquellos antiguos medios de comunicación que, como la TV, la radio, la prensa y el teléfono, sólo causaba opresión, ellos se comunicaban  exclusivamente por telepatía. Su amor y comprensión era tal que entre ellos la maldad simplemente no podía existir porque era inmediatamente extirpada tal como Dios lo hubiese querido de una forma, quién sabe, más o menos violenta pero no menos bien intencionada y llena de amor. ¿Cómo dudar?, ¿para qué? Ellos (cualquiera que fuera su auto-denominación) estaban unidos por el amor y el amor era Dios y lo que se atravesara no podía sino pedir disculpas y retirarse porque la voluntad divina no podía ser otra que la suya propia o ¿cómo explicar tal éxito? El amor todo lo puede, ellos son amor, Dios son…
    Entre ellos, había uno que, por su buen corazón, caballerosidad y ánimo justiciero, era especialmente estimado por los más importantes. En este entorno, tan profundamente espiritual y bondadoso, era evidente que el aprecio que se le tenía no era por la gran cantidad de deudas que tenía en vehículos no pagados; ni por su picardía que lo había llevado a conectarse, como él mismo lo presumía, con la mafia más pelona; su notorio acento del centro del país y su incesantemente remarcada gloriosa ascendencia hispánica y, al mismo tiempo, oriental, hacia que sus vínculos ancestrales con aquellas vigorosas prácticas de vinculación social, ahora en desuso pero entonces regulares, nos mostraran los infortunios de la exclusiva preocupación por la materia, ¡Cuanta bondad entre estas personas que al considerar todo eso, lo cuidaban tanto! Era tal su piedad que, aunque no se sabe si todos, por lo menos sí muchos, entre ellos los más importantes, le habían conferido su entero apoyo, el pasado había sido sólo “excesos de juventud”, no conocería limitaciones de ningún tipo sobre todo por su corazón tan mil estrellas. En delante no se le auguraba otra cosa que una, casi obligatoria, reciprocidad a su carácter que, aunque un tanto exaltado, era más bien enamoradizo. Perfectas dosis de vanidad, rabietas y declamaciones no podían más que atraer el apoyo de especialistas en el cuidado personal y de aquellos que, en búsqueda de tanto bienestar, se preocupaban primero de sí, luego de sí y quizá, después, de sugerirles de la manera más amorosa a los demás que debían de preocuparse sólo de sí y a la brevedad porque como en la naturaleza, el divino amor siempre proveerá. 
    Había, desafortunadamente, algunos que se encontraban en el “lado oscuro”, individuos perversos a los que no se podía tratar sino como cosas o animales, los desgraciados no hallaban gozo y alegría porque eran más bien como perros que no entendían de la voluntad divina, es decir, agradece tu miseria e ignorancia o muere y eran, por lo tanto, constantemente acosados por su torcida conciencia. La calaña de estos individuos era tal que toda compasión era contraproducente, simplemente, no comprendían, que por alguna cuestión científicamente comprobada, congénita y divina, no podrían, ni debían aspirar a un trato como el de la “gente de bien” o “gente bien”. El control y vigilancia sobre estos demoniacos especimenes los había aislado perfectamente, se les acosaba por puro amor más que porque se creyera en su reincorporación.
     En una ocasión, una amorosa y vigorosa joven, al grito de “¡Quién que es, no se las ha tronado siquiera una vez!” y que por cierto como que no era de por allí porque su nombre, pronunciado algo así como Mari Yein, resultaba a los oídos locales completamente erxótico, encendió un cigarrillo de la alegría y en su candidez se lo ofreció a uno de aquellos dejados por Dios.
    Este nefasto individuo, rechazó a la joven que además le había ofrecido el templo de su amor: macizas caderas en armonioso balanceo, piernas como columnas y pechos espectaculares como bollos humeantes, recién horneados. Estaba condenado:
-    Ven, ven, ¡Grandísimo chanta!, limpiaras todo lo sucio empezando por estas piezas resultado de esa exquisita técnica de crear tartas, dulces y repostería. ¡Oh!, a mis favoritas, las conchas, les acaba de caer algo negro, horrible y asqueroso...
-    ¿Disculpa?
-    Claro amor, ¿dime?
-    Me parece que es chocolate.
-    Así es, ¿no es horrible y asqueroso?
-    Pues,… no sé…
-    ¡Ah, mira los carbones al fuego arder!
-    Permíteme, quiero ver desde tu punto.
-    (cantando) “…’cos I don’t shine if you don’t shine, before you gouuuuuu…
-    Bueno, quizá ...
-    Lo sabíamos (grita en un alarido triunfal), guardianas de la democracia contra esta mancha xenófoba, quería subvertir el orden de nuestra amorosa patria...pero, ¿quién te crees?, ¿no ves que todos somos iguales?...
-    ¿Sí?
-    Pero claro que sí, como castigo escribirás en el pizarrón, hasta que te acabes los gises, “Todos somos iguales”… ¿entendiste?...
-    Sí…pera, culebra, descendiente de la enchilada…
-    ¿Pero quien te has creído?...gato, perro, pavo, puerco, vaca, cabrón, buey, gusano, vicioso, delincuente, basura, holgazán…I’ll be (democratically) watching you…yo no me haré de la vista, gorda. Hasta que entiendas, lo que eres (un coro de risas, burlas y aullidos celebra, ¡eso es jefa!, ¡lo estaremos cazando!, - por cierto, cuidado con las puertas, puertos, etc.).            

                      

viernes, 21 de enero de 2011

Estando el espíritu domiciliado en el exterior.

Y con optimista estupor nos dimos cuenta de insospechadas verdades. Existía México como país con capacidades, con aspiraciones, con vida, con problemas propios…No era nada más una transitoria o permanente radicación geográfica del cuerpo estando el espíritu domiciliado en el exterior. Y los indios y los mestizos y los criollos, realidades vivas, hombres con todos los atributos humanos…Existían México y los mexicanos.” 
Manuel Gómez Morín (1915)

La Decena Trágica desencadenó nuevos enfrentamientos, dio pie a más y mayor inestabilidad y generó férreas resistencias armadas por parte de, entre otros, los siguientes líderes revolucionarios:
  • Zapata modificó el Plan de Ayala el 30 de mayo de 1913 para especificar que la lucha era tanto contra Huerta como contra Pascual Orozco porque lo había reconocido y que él asumiría la jefatura del movimiento revolucionario.
  • El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, desconoció al régimen huertista y proclamó el Plan de Guadalupe el 6 de marzo de 1913.
  • Francisco Villa regresó de EE. UU. para levantarse en armas en Chihuahua.
  • En el noroeste, Pablo González, con apoyo de las fuerzas constitucionalistas de Carranza, terminó imponiéndose en Nuevo León, Tampico, San Luis Potosí y Querétaro.        
Esta “unidad revolucionaria” fue más bien breve pues en 1914, y a raíz de la toma de Zacatecas el 23 de julio, las diferencias entre Villa y Carranza terminaron por acentuarse. Al contrariar las órdenes de Carranza, Villa no sólo logró la toma de esa ciudad sino que contribuyó a generar aún más fricciones.
    Por medio de los Tratados de Teoloyucan (14 de agosto de 1914), los ejércitos constitucionalistas obtuvieron la rendición del régimen de Huerta y comenzó con ello un reacomodo de fuerzas entre las tres visiones principales de la revolución (Carranza, Villa y Zapata). Después de los desencuentros y del reestablecimiento temporal de las relaciones entre Villa y Carranza (Pacto de Torreón del 8 de julio), el intento más importante de lograr acuerdos perdurables entre los revolucionario fue la convocatoria carrancista a la Convención de Aguascalientes (10 de octubre de 1914), otro intento de acuerdos fue el que llevó a cabo la Junta Permanente de Pacificación. No obstante,  ninguno de estos esfuerzos dio resultados porque se cumplieron sólo parcialmente o, como fue el caso de Carranza, los términos establecidos fueron completamente rotos. Ante las conclusiones de la Convención de Aguascalientes, Carranza (apoyado por su general de confianza Álvaro Obregón) decidió establecer su gobierno en Veracruz, mientras que la Convención (prácticamente villista) elegía como presidente a Eulalio Gutiérrez. Por su parte, los zapatistas, lograron un acuerdo con los villistas y firmaron el Pacto de Xochimilco el 8 de diciembre de 1914.   
    1915 fue un año de luchas constantes entre villistas y zapatistas, por un lado, y carrancistas, por el otro. Estos últimos fueron imponiendo, de manera conjunta, su dominio militar, institucional y legal. A través de la ley agraria del 6 de enero de 1915, por ejemplo, se expropiaban las banderas y reclamos originalmente zapatistas. Del mismo modo, a mediados de febrero, la Casa del Obrero Mundial firmó con Carranza un pacto de colaboración incorporando con ello combatientes urbanos al constitucionalismo, garantizando el patrocinio oficial al movimiento obrero y configurando las posteriores alianzas del Estado con el sindicalismo mexicano.
    El 19 de septiembre de 1916, Carranza convocó a un congreso constituyente para codificar la Constitución de 1917. El 22 de octubre fueron celebradas las elecciones de los diputados constituyentes cuyo requisito único fue haber permanecido fieles al Plan de Guadalupe y al liderato de Carranza. Ya para entonces, los triunfales revolucionarios estaban lejos de ser un bloque unitario y pronto se producirían nuevos deslindes políticos e ideológicos entre Carranza y Obregón.
    El 5 de febrero de 1917, Carranza proclamó la constitución y anunció que las elecciones presidenciales y del Congreso de la Unión se efectuarían el día 11 de marzo. Carranza triunfó y tomó posesión de la presidencia el 1 de mayo.

 

viernes, 7 de enero de 2011

Alianzas en reacomodo: la continuidad del cambio.

Para algunos autores, “La Revolución Mexicana ha sido calificada repetidas veces como esencialmente un estallido de la sociedad agrícola. Desde esta perspectiva se ve al movimiento de 1910 como un levantamiento campesino, y en menor medida obrero, en contra de los abusos de terratenientes y capitalistas extranjeros. Esta interpretación, aunque cierta, es parcial. Salvo algunas excepciones, puede decirse que los campesinos no dirigieron la lucha contra el régimen porfirista; sus demandas fueron pospuestas y habría de pasar muchos años antes de traducirse en realidades parciales. Una interpretación más satisfactoria lleva a ver la Revolución como una lucha en la cual una fracción de una clase (los sectores medios marginados por la oligarquía porfirista) estableció una alianza con grupos campesinos y obreros para acabar con un régimen personalista, esclerosado, que le negaba la posibilidad de participar en la vida pública y el ascenso social. Finalmente, los dirigentes en su conjunto empezando con Venustiano Carranza, terminaron por comprometerse a una redistribución de la propiedad rural manteniendo, agrandando, o, de plano, recreando el ejido. Sin embargo, una vez que se ganó la lucha y que la etapa violenta de la Revolución quedó atrás, la urgencia de los líderes por poner en práctica sus promesas de justicia social al campesinado, disminuyó. La tendencia predominante en los círculos dirigentes nacionales en la década posterior a 1920 no fue la de una reforma agraria radical sino la de una economía agraria basada tanto en una pequeña o mediana parcela como en la hacienda, a la que se pensó limitar pero no eliminar.
    Es posible observar que la imperante necesidad de racionalizar las decisiones colectivas conlleva una especialización y distanciamiento entre el discurso y la acción, entre los reclamos populares y los líderes que buscan legitimidad tanto en la continuidad como en el cambio, sea este radical o no.
    Como, de una forma un tanto “realista”,  lo muestra Morgenthau: “Cuando la política (exterior) es implementada bajo condiciones de control democrático, es especialmente necesario manejar las emociones populares a los efectos de lograr apoyo para la propia política. No obstante, una teoría política (exterior) que aspire al racionalismo necesita, por ahora, deshacerse como sea de esos elementos irracionales.
    Este ávido afán de aceptación parece no ser exclusivo de la, propiamente dicha, “clase política” sino que, de una u otra forma, suele presentarse aún en las más diversas colectividades humanas, entre otras, en la aparentemente objetiva producción del conocimiento. En este sentido, resulta especialmente interesante la elaboración narrativa del feminismo y del uso que le da como utensilio de “emancipación de las mujeres”. Así por ejemplo, para algunas de sus principales representantes, “…EL FEMINISMO HA USADO LA HISTORIA DE DIFERENTES MANERAS EN ÉPOCAS DISTINTAS, COMO UNA ARMA DE IMPORTANCIA FUNDAMENTAL EN LA LUCHA POR LA EMANCIPACIÓN DE LAS MUJERES…Y HA ESCRITO NUEVAS HISTORIAS PARA CONTRARRESTAR LA ‘MENTIRA’ DE LA PASIVIDAD DE LAS MUJERES…IGUALMENTE, HA ESTABLECIDO UN SINNÚMERO DE ALIANZAS, ENFOCADAS EN MUCHOS ASPECTOS DEL PODER PARA AVANZAR EN EL LOGRO DE SUS METAS” no sin antes advertir que “GUARDAN DILIGENTEMENTE LAS FRONTERAS DE SU CAMPO, PROTESTAN CONTRA LA DISTRIBUCIÓN DESIGUAL DE LOS RECURSOS, ALERTAS A LAS INCURSIONES A SU TERRITORIO DE NUEVAS Y MÁS ATRACTIVAS ÁREAS DE INVESTIGACIÓN, Y RECELOSAS DE LOS SOBREVIVIENTES QUE PUEDEN REDIBUJAR LOS MAPAS QUE HAN SEGUIDO TAN BIEN. SU PROTECCIONISMO ALGUNAS VECES LAS LLEVA HASTA A COLABORAR CON AQUELLOS ADMINISTRADORES QUE ESTÁN EMPEÑADOS EN COMERCIALIZAR LA VIDA DE LA MENTE…LA DEFENSA DEL STATUS QUO PARECE MUCHO MÁS URGENTE QUE AFERRARSE A LOS SUEÑOS DE TRANSFORMACIÓN RADICAL…LA ACEPTACIÓN DE LO QUE ES, EN LUGAR DE UNA BÚSQUEDA CONTINUA DE LO QUE DEBERÍA SER, LA DOMESTICACIÓN DEL DESEO FERVIENTE.”, y para concluir que “CADA VEZ MÁS, TAMBIÉN, LAS DIFERENCIAS ENTRE MUJERES SE VOLVIERON MÁS DIFÍCILES DE RECONCILIAR EN UNA ÚNICA CATEGORÍA, INCLUSO SI LA PLURALIZÁBAMOS. ‘LAS MUJERES’ SE PARECÍA DEMASIADO A UNA UNIVERSALIZACIÓN DE LAS MUJERES, BLANCAS, OCCIDENTALES Y HETEROSEXUALES, UNA CATEGORÍA NO SUFICIENTEMENTE CAPAZ DE LAS CONSIDERACIONES QUE LAS DIFERENCIAS ENTRE MUJERES REQUERÍA.”                
   
     Así es que si:
  • Por definición, una presencia femenina (en los textos y departamentos de historia) representa, por sí mismo, un reto a la ortodoxia gran “falocéntrica”,
  • Su “proteccionismo” las ha llevado a colaborar con quienes están empeñados en comercializar la vida de la mente y han establecido sinnúmero de alianzas, enfocadas en muchos aspectos del poder para avanzar en el logro de sus metas,
  • La producción del conocimiento sobre el pasado no ha sido un fin por sí mismo sino más bien ha proporcionado los términos sustantivos para dar al traste con las certezas del presente,
  • La categoría “mujeres” no es lo suficientemente capaz de considerar las diferencias entre las mismas mujeres, 
  • La necesidad de evitar la “ruina” hace que las feministas sean catalogadas más como defensoras del status quo que como agentes de cambio.
     Entonces:
  • ¿En aras de la protección de qué mujeres actúan?
  • ¿Combaten o son aliadas del “falocentrismo”? 
  • Al dar al traste a las certezas arbitrarias del presente y al hacerle el juego al “falocentrismo”, ¿no están sustituyendo esas antiguas arbitrariedades por unas nuevas que son envueltas en un aura de legitimidad pero que no por ello dejan de ser más agresivas?,
  • Estás nuevas arbitrariedades matizadas en su agresividad por la cotidiana comunicación, ¿no son igual o más terribles que las que se suponía que enfrentaban?
  • ¿Por qué no dejar que las persuasivas melodías de María Daniela o Paquita la del Barrio subviertan completamente este orden falocéntrico?    


sábado, 1 de enero de 2011

Sus cómplices o del éxito de los vivos.

Me faltaba un apoyo moral, algo en que fundar un movimiento armado contra Don Francisco I. Madero. La posibilidad de la empresa que yo intentaba, era notoria: sólo faltaba dar una razón al mundo.
    Me aproveché de las gestiones del Senado de la República. El Senado, como la Cámara de Diputados, no eran sino una cueva de conspiradores. La anarquía de ideas entre los señores que formaban el Congreso de la Unión, era total. Los grandes grupos de gobiernistas estaban subdivididos en otros pequeños en que había pinistas, vasquistas, indecisos, gustavistas y antimaderistas…
    Lo que más me ayudó fue el temor que abrigaban en mi país todos los gobernantes a una intervención armada de parte de EE. UU. Y digo “abrigaban” porque firmemente creo que no se volverá a dar el caso de que se teman las invasiones. Yo he alejado para siempre el temor del alma de los mexicanos.
    El señor embajador de EE. UU. hizo, pues, sus gestiones encaminadas a hacer creer al Gobierno (mexicano) que EE. UU. intervendría en México si no cesaba la lucha en la capital. La especie se propaló en un momento de terror y todo el mundo la acogió no sólo como posible sino hasta como una medida salvadora. Ya es sabido que la Capital de la República es una ciudad propicia a ser conmovida por todos los embaucadores. Yo creó, señores, que de la Ciudad de México ha de salir un Mesías!
    Y bien, los señores Senadores celebraron varias juntas: hicieron su papel admirablemente al mismo tiempo que en el ánimo de ellos se arraigaba la idea de que el triunfo de Félix (Díaz) era necesario para que cesara la lucha que tanto espanto sembraba.

Victoriano Huerta, Memorias. 

Junto con el apoyo implícito o explícito de influyentes sectores de extranjeros, grupos conservadores mexicanos, encabezados por Félix Díaz y Bernardo Reyes, lograron la adhesión Victoriano Huerta (y el de Pascual Orozco a este) a su causa. Esta sublevación conservadora conocida como la Decena Trágica (9-18 de febrero de 1913), después de aprehender a Madero y Pino Suárez, concluyó con el asesinato del presidente y vicepresidente la noche de entre el 22 y 23 de febrero.